Cuando pensamos en hacer un safari siempre nos viene a la mente el más tradicional: estás dentro de un coche mientras haces un recorrido entre animales salvajes como tigres, leones, entre otros. Pero lo cierto es que hay otras modalidades.
Y hoy os vengo a hablar del safari que se hace en el desierto. En este, tendréis sensaciones diferentes a las que podríais sentir en el primero. Aquí la emoción la encontramos en otras actividades que, dicho de alguna forma, son menos ‘salvajes’ pero que no os dejarán indiferentes. Os hablo del que fui durante mi viaje a los Emiratos Árabes Unidos.
Los ‘Desert Safari‘ son excursiones que podéis cogerlas por internet o contratar directamente allí. Os recomiendo que comparéis precios porque todas suelen incluir básicamente lo mismo: dune dashing, paseo en camello, tatuaje de henna y buffet libre, con shisha incluida y acompañado de danza del vientre. A todo ello podéis añadir otras actividades si pagáis un precio adicional, como por ejemplo puede ser un paseo en quad por las dunas.
En mi caso, en mi hotel había dos empresas que lo organizaban, y en una costaba el doble que en la otra e incluían lo mismo. Así que cuidado y que no os timen 🙂 Nos costó por persona 180 AED (=45 euros).
El Desert Safari tiene dos modalidades: por la mañana o por la tarde. Yo recomiendo la segunda ya que por la mañana me imagino que hará muchísimo calor para estar en el desierto. Pero esto ya depende de cada uno y de la época en la que lo hagáis.
El safari
La empresa se encarga de recogernos en nuestro hotel con un coche que también compartimos con otras personas (máximo 7 más el conductor), y nos lleva directamente al centro de encuentro donde cientos de personas estarán allí por la misma razón. A una hora en concreto (en mi caso alrededor de las 17.30 horas) empieza el dune dashing con una duración de alrededor de 40 minutos.
Posteriormente nos dan un poco de tiempo para sacarnos fotos en el desierto. El sol se estaba poniendo por lo que las fotos salieron muy bonitas pero, a su vez, a contraluz. Tengo que confesar que el dune dashing me dio algo de miedo ¡no podía tener los ojos abiertos! porque me mareaba muchísimo.
A continuación nos llevan hasta el ‘campamento’ que tienen organizado. Estas excursiones también incluyen un paseo en camello antes de entrar. Os lo informo, pero sabéis que fomentar este tipo de actividades no es turismo responsable. Así que cada uno es libre de elegir…
El día empieza a llegar a su fin pero antes disfrutaremos de una sabrosa cena árabe buffet acompañada de danza del vientre y otras actuaciones. Mientras cenáis os podéis acercar a hacer el típico tatuaje de henna* en la mano. ¡A mí me encantan!
*»Mehndi» o «Mehandí» es como se denominan en la lengua hindi a los tatuajes conocidos en Occidente como «tatuajes de henna», con los que las mujeres decoran partes de su cuerpo tradicionalmente como ornamento nupcial y en celebraciones religiosas. Se obtiene de una planta denominada Lawsonia alba Lam y su color natural es marrón-rojizo, pero se le añaden pigmentos para cambiarle el color.
Es de uso común en India, Pakistán, Irán, Yemen, Oriente Medio y África del norte. Con el paso de los años ha ganado mucha popularidad en los países más occidentales, por lo que poco a poco su significado y origen se fueron cayendo en el olvido. Los diseños que se realizan con la henna son muchos y cada uno tiene su significado, pero sobre todo evocan a la fertilidad, a la espiritualidad y al matrimonio. Una vez pintada y a medida que va pasando el tiempo se va oscureciendo hasta llegar a su color natural. Esto ocurre por un simple proceso de oxidación.
El ‘campamento’ para mí fue sin duda lo mejor del safari ya que, como se dice, la mejor forma para acercarnos a una cultura es a través de la comida. Pero claro que no es solo eso. El lugar estaba entero decorado al estilo árabe lo que nos hace sentir como uno más. Las mesas son bajas y te sientas en el suelo con cojines. La comida estaba deliciosa y la bebida también estaba incluida.
Por último quisimos fumar un poquito de shisha pero ya empezaron decir que era la hora de volver al hotel (20.30 horas). Aunque yo creo que estaban bastante mal organizados y el tiempo dedicado para cada actividad mal calculado, el balance general es muy positivo y una de las mejores experiencias de mi vida. Fue inolvidable, lo repetiría sin duda y lo recomiendo al 100%.
Y vosotros, ¿os animáis a un safari?
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Ray
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