Lisboa, ciudad de todo, ciudad de contrastes. Ciudad melancólica. Ciudad romántica. Ciudad de fado. Ciudad con ‘saudade’.

Perderse por la capital portuguesa es descubrir en cada rincón algo nuevo. Colores nuevos. Paisajes nuevos. Sus fachadas y decoraciones con azulejos, le aportan ese toque único que combinan a la perfección con sus edificios en tonos pasteles y le dan esa magia que solo Lisboa sabe tener.

Bañada por el río Tajo, los lisboetas nos enseñan la belleza de lo antiguo y de la conservación de costumbres, de lo que por nada del mundo están dispuestos a prescindir.

 

Como verdaderos viajeros, sabemos el tiempo que nos lleva poder preparar un viaje en condiciones. Eso implica buscar y rebuscar por diferentes vías información útil sobre nuestro próximo destino a visitar. Sin embargo, no siempre encontramos lo que realmente andamos buscando. Eso me pasó a mí cuando empecé a preparar mi viaje a Lisboa (2017).

Así que me ha parecido útil hacer una lista rápida de los sitios imprescindibles de Lisboa que no os podéis perder y algunos tips para ayudaros durante vuestra visita a la capital portuguesa. Esto irá también en función del tiempo que vayáis a pasar allí y de las ganas de caminar que tengáis, porque si Lisboa es conocida por algo sin duda es por sus numerosas cuestas.

 

 

Qué ver en Lisboa

Barrios

Lisboa se divide en barrios que guardan su propio encanto en cada uno de ellos. Los más conocidos y por los que tenéis que pasar sí o sí (lo haréis aunque no lo queráis) son: el Bairro Baixo (la parte baja de la ciudad), Bairro Alto (la parte alta), Chiado (barrio bohemio) y Alfama (donde encontraréis los mejores restaurantes y locales donde escuchar fado).

 

 

Si queréis subir a la parte alta de la ciudad sin dejar vuestras piernas en el intento, una buena opción es coger el Elevador de Santa justa para ir al Bairro Alto (precio 5,10 €).

Se trata de un ascensor basado en la estructura de la Torre Eiffel de París que nos eleva a 45 metros de altura. Al llegar a arriba, mediante su plataforma, se puede disfrutar de bonitas vistas de toda la ciudad. Yo personalmente creo que no vale la pena ya que a esta zona se puede llegar también con el tram 28. Pero, al ser una atracción más de la ciudad, que cada uno decida si quiere o no hacerlo.

 

 

Tram 28.

Coger el tram 28 es todo un clásico en la lista de los turistas de la capital portuguesa. Si no lo coges, el viaje no ha sido completo. Los típicos tranvías de madera amarillos forman parte de la imagen característica de la ciudad.

Fueron puestos en marcha allá por los años 30 y hoy en día consisten en uno de los principales integrantes de la red de transporte urbano de Lisboa, al que también hacen uso los propios lisboetas.

 

 

TRUCO: no cojáis el tranvía en el punto que lo cogen todos los turistas porque vais a esperar mucho tiempo haciendo cola. Lo mejor es cogerlo en el punto anterior o en el siguiente, o incluso en cualquier punto que este pase. Hay que tener en cuenta también que el mismo tranvía hace diferentes recorridos. Aunque creo que para nosotros no importa mucho, porque lo que queremos es montarnos en él así que da igual a dónde nos lleve. ¡A la aventura!

 

 

Yo cogí el que iba en dirección Prazeres y me bajé en la última parada, en Portas do Sol. Un mirador con preciosas vistas de la parte costera de la localidad, con un atardecer espectacular.

 

 

Desde allí podemos caminar hasta el Castelo de São Jorge y a continuación a la , Catedral de Lisboa. Desde la Sé bajamos hacia la ciudad caminando. Por el camino encontramos una serie de restaurantes y tiendas de souvenirs. Una zona bastante bonita y agradable en la que pararnos a tomar algo y coger fuerzas para el camino.

 

 

En Bairro Baixo está la zona más comercial. Siguiendo por la Rúa Augusta, donde encontramos una gran variedad de tiendas, llegaremos hasta el Arco da Rúa Augusta.

 

 

Pasando por debajo de él llegamos a la Praça do Comércio que da directamente al río Tejo. Sin duda una de mis zonas favoritas y más bonitas de la ciudad. Al fondo podemos ver el puente 25 de abril (réplica del puente de San Francisco, California). A su lado está Cristo Réi (una imitación poco conseguida del Cristo Redentor de Río de Janeiro de Brasil), quien bendice la ciudad. Los podremos ver desde más cerquita en el Bairro Belém.

 

 

Consejos de viaje a Lisboa

Cómo moverse por Lisboa

Tranvías, metro, trenes, buses, taxis y barcos forman la completa línea de transportes de Lisboa, por lo que no hay cómo no llegar a cada rincón de la ciudad.

La forma más rápida es el metro y el taxi, siendo este último muy económico. El billete de metro sencillo cuesta 1,45 euros (2017). Si preferís podéis comprar tarjetas recargables en las mismas máquinas del metro. Cuestan 50 céntimos y las podéis recargar cuantas veces queráis.

Hay un bono para todo el día que vale 6 euros, pero sinceramente creo que no vale la pena ya que se puede ir a los principales sitios de la ciudad andando o cogiendo uno o dos transportes al día, pero eso ya depende de cada uno. Además ya sabéis que caminando es como mejor se puede conocer un lugar 😉

Para llegar del aeropuerto al centro hay una línea de metro que nos lleva directamente por el módico precio de 1,45 euros y tarda unos 20 minutos. Aunque también hay autobuses urbanos y una compañía privada -más cara- que nos pueden llevar. Una vez más, como le venga mejor a cada uno.

Desde hace unos años se empezaron a utilizar los Tuk Tuk, cochecitos de tres ruedas personalizados enfocados al turismo que te llevan por la ciudad haciendo diferentes recorridos, a escoger. Los precios varían.

 

 

Precios

Este es un tema del que me gustaría hablar especialmente. Antes de ni siquiera haberme planteado visitar la capital portuguesa todos mis conocidos que habían estado hablando de lo barato que era la ciudad. Con ese pensamiento me planté allí y me encontré con precios, que a mi parecer, están muy lejos de ser baratos y son parecidos a cualquier capital turística.

Como siempre, la mejor opción son los restaurantes y bares de comida más caseras que, al igual que en España, son los que tienen los precios más económicos y en dónde mejor comeremos. Pero hay que reconocer que tampoco son fáciles de encontrar cuando estamos de turismo, ya que solemos ir a los que nos quedan más a mano cuando nos entra el hambre.

 

Dónde comer en Lisboa

Si algo caracteriza Portugal, así como a sus vecinas España, Francia e Italia, es el buen comer. No te preocupes, que aquí no habrá día que te levantes de la mesa con hambre. En toda la costa portuguesa podremos probar muy buen pescado, así que si te gusta, este es tu lugar. La sardinas son el plato estrella, junto con otros, como el bacalao con nata, los cuales encontraremos con facilidad en la mayoría de los restaurantes.

 

 

Y por si aún os quedaban dudas acerca de sus buenísimas sardinas, en Lisboa está una conocida tienda llamada O Mundo Fantástico da Sardinha Portuguesa, en la plaza del Rossío. Una tienda que realmente se parece más a un pequeño circo, pero que en vez de payasos encontramos sardinas en latas.

 

 

Por otro lado, para los amantes de los puestos de comida, os aconsejo el bolo do caco, plato típico de la isla de Madeira. Su base esta hecha de patata dulce y se unta con crema de ajo. De relleno se puede escoger entre carne de cerdo, ternera, salmón y otros. Hecho en el momento y riquísimo.

Siguiendo con los puestos, en la Praça da Figueira hay un mercado de jueves a domingo, Mercado da Baixa, que es una especie de carpa gigante donde encontramos todo tipo de comida, especialmente embutido portugués. Y a un precio muy barato por lo que es una buena opción si queréis ahorrar un poco y probar algo más de la gastronomía portuguesa.

 

Siendo brasileña y aprovechando que estaba en Portugal, un país donde es más fácil encontrar comida típica de Brasil, quise comer un día en un restaurante brasileño y así «matar un poco la saudade» de mi país natal. Es una buena opción también por si queréis probar comida de otros lugares. El restaurante brasileño escogido fue Prazeres da Picanha, calificado como el mejor de la ciudad.

En él puedes disfrutar del típico rodizio brasileño donde te van trayendo las mejores carnes que hayas probado jamás a la mesa y te las cortan recién salidas del fuego. Por 14,95 euros disfrutas de un magnífico buffet de delicias de Brasil.

 

 

Y por supuesto no podemos hablar de comida sin mencionar lo que nos encanta: los postres. Lisboa cuenta prácticamente en cada rincón con una pastelería que, desde sus escaparates, se encargan de dejarnos con ganas de entrar y probar cada trocito.

Y para corroborar su afición por los pasteles está el famoso pastel de nata, postre típico portugués. Los encontraréis en cualquier cafetería o pastelería pero dicen que el mejor está en el Bairro Belém, en la Pastelería Pastéis de Belém.

 

 

Qué beber

Acompañando a la comida SIEMPRE está la bebida, y qué mejor que elegir entre un buen vinho verde o un chupito de ginja. En cuanto a la ginja (ginjinha), si la queréis probar lo mejor será acercaros al bar que lleva su nombre, A Ginjinha, en el Largo São Domingos en una esquina de la Praça do Rossío.

 

 

Si por otro lado os apetece un café, el más conocido es el de A Brasileira en Rúa Barret, una cafetería en la que el propio Fernando Pessoa pasaba sus tardes escribiendo sus poemas. Tal es así que en la puerta hay una estatua en su homenaje. Aunque hay que mencionar que el café no es de los mejores. Podéis conocer un poco más sobre él en esta entrada de la sección #CoffeeLovers.

 

 

Salir por la noche en Lisboa

Por la noche, el mejor plan será ir a dar una vuelta por el centro y tomar algo. Si os apetece algo más tranquilo podéis ir por el barrio de Alfama y escuchar música portuguesa, el Fado. Son muchos los locales en los que podréis disfrutar de una buena copa de vino con esta típica música melancólica de fondo.

Si queréis un poco más de fiesta y de ambiente, vuestra zona es la de Cais do Sodré, pegada al río. Se puede decir que es la zona más cutre de salir pero también muy parecida al rollo español: gente por la calle bebiendo, bares-discotecas, etc. La Pensão do Amor es la más escogida por gente joven y extranjera.

No es muy fácil de encontrar ya que en la puerta no hay ningún nombre pero hay una luz roja. Esto es porque, como la misma luz indica, anteriormente fue una casa de prostitutas. Su interior sigue conservando su esencia y podemos encontrar hasta un sex shop dentro. Su decoración anticuada tampoco nos deja indiferente. Entrada gratis.

 

 

Souvenirs

Y para finalizar, como buen viajero tenemos que llevarnos algún recuerdo, ¿no? Algo muy interesante que me llamó bastante la atención cuando llegué a Lisboa (en ningún sitio he leído sobre esto) es que tienen un gran mercado basado en el corcho.

Es curioso porque podemos encontrar todo tipo de objetos hechos con este material como zapatos, bolsos, corbatas y hasta delantales. Me quedé con la duda de cómo se quedan si se mojan en un día de lluvia… Así que me pareció buena idea, como coleccionadora de postales, comprarme una postal de corcho (y un marca páginas) ya que ¡más originales imposible!

 

 

Lisboa es una ciudad que enamora a todos. Si tenéis la oportunidad, no os la perdáis. Os va encantar 🙂

 


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